El título del libro “El viento en los sauces” esta relacionado con el séptimo capítulo: «El flautista en el umbral del alba».
La Rata y el Topo se adentran en el bosque y asisten a un momento mágico, asociado al dios Pan, el cual les ofrecerá el don del olvido para que puedan integrarse a su vida ordinaria.
Pan era el semidios de los pastores y rebaños en la mitología griega; el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina; dios de las brisas del amanecer y del atardecer.
Pan era el semidios de los pastores y rebaños en la mitología griega; el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina; dios de las brisas del amanecer y del atardecer.
Pan tenía un aspecto mitad humano mitad animal. Lo cubría una espesa mata de pelo, con robustas patas que acababan en pezuñas. En la frente, dos cuernos: “vio los retorcidos cuernos, resplandecientes en la creciente luz del día, vio la austera y ganchuda nariz entre los bondadosos ojos, que miraban hacia ellos graciosamente, mientras la boda, rodeada de barba, esbozaba una media sonrisa; vio los perfectos músculos del brazo cruzado sobre el ancho pecho, la larga y flexible mano que aún sostenía la flauta recién apartada de sus labios” (capítulo 7, página 101)
Era cazador, curandero y músico. Habitaba en los bosques y en las selvas, correteando tras las ovejas y espantando a los hombres que penetraban en sus terrenos. Llevaba en la mano el bastón de pastor y tocaba la Siringa, a la que también se conoce como Flauta de Pan. Se encontraba en fuentes y sombras de los bosques.
Pan representaba a toda la naturaleza salvaje, y por ese motivo se le atribuía la generación del miedo enloquecedor. De ahí la palabra pánico.
Otra dato interesante es que fue de de el este Dios de los bosques de donde Barrie sacó el segundo nombre de Peter Pan.
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